En cierta ocasión, Ricardo había viajado a Buenos Aires para vender ganado en el mercado de Liniers. Era costumbre que, después del remate, llamaran por sus nombres a los vendedores para entregarles sus boletas de venta. Al oir su nombre por el altavoz, mi padre se acercó a retirar su comprobante y ¿cuál no fue su sorpresa al ver que alguien más respondía al mismo llamado? Ambos, echando a reír, se preguntaron el uno al otro el por qué de aquella coincidencia. Así el Ricardo Alloa santafesino pudo saber que el otro Ricardo Alloa vendía ganado lanar y procedía de San Martín de los Andes, Neuquén. Unos años más tarde, en un viaje por la Patagonia, en compañía de mi madre y mía, mi padre buscó a su "doble" neuquino, hasta que un vecino de San Martín de los Andes le contó que Ricardo Alloa había muerto y que sus familiares se habían mudado a Chile. Muchos años más tarde, ya seriamente afectado por el virus de la genealogía, removiendo cielo y tierra (chilenos), intenté dar con los descendientes de aquel otro Ricardo Alloa, pero por más que busqué, nunca lo encontré. Si Ricardo Alloa, el neuquino, tuvo descendientes, debieron de ser mujeres pues el apellido Alloa no existe en Chile... ¿Sería este otro Ricardo Alloa hijo o nieto del Michele Alloa (nacido en 1827 en Carmagnola) que partió en 1882 para América? o ¿sería quizá algún descendiente de uno de los Alloa, aún no identificados, que registra la Fundación Agnelli? O bien ¿sería su apellido Aloa, como el de las dos personas consignadas en los registros de dicha fundación, y entonces se trataría de alguno de sus descendientes?
Hugo Alloa - La Saga degli Alloa
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.