lunes, 2 de junio de 2014

Bilingüismo y diglosia





Enseñemos el dialecto a los niños y aprenderán mejor el inglés
(trad. de Insegnate il dialetto ai bambini, impareranno meglio l'inglese, http://d.repubblica.it/attualita/2014/neuws/dialetto_lingua_tradizionale_regionale_sardo-2159309/)

Estudios recientes demuestran que quienes están habituados desde la niñez a hablar dos lenguas "cambian de registro" con mayor rapidez y poseen por tanto mayor facilidad para aprender otras lenguas. Los programas escolares de algunas regiones autónomas, a las que se ha sumado últimamente Cerdeña, instauran la enseñanza de las lenguas minoritarias en las aulas. He aquí algunas de las más válidas razones por las cuales la recuperación del pasado podría encaminar a los jóvenes hacia un futuro mejor.

Cada padre desea lo mejor para sus hijos, ofrecerles oportunidades, ayudarlos a vivir mejor su propia vida. ¿Es correcto tratar de transmitirles el dialecto o lengua regional? Con el convencimiento de que los dialectos son un gran patrimonio que comparten millones de personas y constituyen una parte importante de su identidad, Cerdeña, como ya lo han hecho otras comunidades autónomas, se está preparando a introducir las lenguas sardas en los planes educativos, desde los primeros años de escolaridad. El proyecto prevé el estudio de las lenguas sardas como materia didáctica, como ya se está haciendo con el ladino y el alemán en el Trentino-Alto Adige, y con el arpitano o francoprovenzal en el valle de Aosta.

Se trata de una iniciativa cuyo mérito es desconocido por la mayoría de nosotros. La incorporación, en las escuelas, de las lenguas minoritarias, también llamadas impropiamente dialectos, además de salvaguardar el patrimonio lingüístico y cultural de los pueblos, con sus diferencias y especificidades, puede favorecer la consolidación de un real y auténtico bilingüismo o la adquisición del mismo en los casos en los que el "dialecto" ya no se habla en el ámbito familiar. Y esto es posible ya que los niños aprenden las lenguas más fácilmente y con mayor rapidez que los adultos. En definitiva, aprender sardo facilitaría a los niños la práctica de una lengua extranjera.

Como ya hemos dicho, estudios recientes demuestran que quienes están habituados desde la niñez a hablar dos lenguas, cambian de registro con mayor rapidez, juegan creativamente con las palabras, abren nuevas "casillas" mentales en las que vierten palabras diferentes y conceptos nuevos. Tales niños tendrían por tanto mayor facilidad para aprender otra lengua, por ejemplo el inglés, idioma usado mayoritariamente en la comunicación comercial y científica, y de ser necesario, otras lenguas más. Un ejemplo entre tantos: lo que sucede en los valles de habla ladina del Trentino-Alto Adige, donde el bilingüismo ya es una realidad consolidada. En poco tiempo, para hacer frente a las nuevas demandas del mercado internacional, los operadores del sector turístico, de todas las edades, han aprendido rápidamente el inglés, el francés, el ruso e incluso han desempolvado el alemán, que habían oído hablar desde su infancia pero que no habían hablado nunca (bilingüismo pasivo).

La valorización de los dialectos y lenguas minoritarias habladas en muchas de las regiones italianas constituye pues una nueva modalidad de apertura al mundo globalizado, preservando al mismo tiempo la identidad que atraviesa la lengua, las tradiciones y las relaciones intergeneracionales y facilitando el aprendizaje de las lenguas 'extranjeras'. 

La historia antigua nos dice que en el siglo II, Cornelia, madre de los Gracos, tras enviudar siendo aún joven, no aceptó casarse con el rey de Egipto para dedicarse a la educación de sus hijos. Cuentan que un día, a una matrona romana que se jactaba de las tantas piedras preciosas y joyas que poseía, Cornelia, indicando orgullosamente a sus hijos Cayo y Tiberio, le respondió: "Haec ornamenta mea" (= éstas son mis joyas). Así pues, el patrimonio que todo padre puede legar a sus hijos es principalmente psicológico y cultural, familiar y social. La transmisión del 'dialecto', la "lengua madre", es el gran regalo que un padre puede hacer a su hijo, abriéndole nuevos caminos gracias a un presente fuertemente anclado en el pasado, en un 'continuum' en constante evolución y transformación, hacia metas relevantes.