martes, 23 de junio de 2009

Los Alloa de Ruffia


El municipio de Ruffia se encuentra en la Provincia de Cuneo, a 40 km. al N.-E. de la capital provincial, en la llanura que se extiende entre el torrente Maira y el Varaita. Su nombre deriva, al parecer, de Rodolfo, conde de Auriate y vasallo de los marqueses de Turín, según documentos medievales que se refieren al lugar como Rodulfia. Fue dominio de los marqueses de Busca, de los señores Falletti, Del Carretto y Cambiano, quienes conservan el feudo hasta la Revolución Francesa. Domina el pequeño burgo rural el imponente Castillo. Ruffia tiene tres iglesias: San Giacomo, la Confraternita dell'Assunta y la pequeña Iglesia Santi Gaetano e Sebastiano.

Ruffia tiene siete frazioni: San Grato, Madonna delle Grazie, Cascina Tetti Bossoli, Tetti Bussone, Colombè, Borelle y Pradassi.

Los apellidos más frecuentes de Ruffia son: Alesso, Giletta, Rista, Balestrone, Granero, Grosso, Lanzetti, Maseno y Minetti. De éstos, Alesso, Giletta y Grosso pertenecen a familias emparentadas con los Alloa.

Como veremos más adelante, por Ruffia pasaba la “strada del sale” (esp.: ruta de la sal) y había allí un peaje que hasta mediados del siglo XIV controlaron los Cambiano, señores del lugar.

Centro fundamentalmente agrícola, Ruffia ha visto surgir y desarrolarse, en los últimos años, actividades productivas en el campo de la alimentación y la mecánica.

Antes de adentrarnos en el tema específico de la familia Alloa de Ruffia, quisiera relatar el hecho, por demás fortuito, que hizo que yo llegara a conocer, en menos tiempo del que podía imaginar, a los “primos de Ruffia”. Era el año 2005. Mi hermana Nelly, su esposo René y yo, después de asistir, en Volpiano, a la ceremonia matrimonial de Elisa Martore y Mirko Scardaci, de quienes hablaremos más adelante, emprendimos una incansable búsqueda de antepasados y parientes que nos llevó por los hermosos caminos de las Provincias de Turín y Cuneo. Cada día lo dedicábamos a un recorrido diferente. Aquel domingo, la meta del viaje era Ruffia, más precisamente el cementerio de Ruffia, donde supuestamente debían de encontrarse las tumbas de una rama de los Alloa. Un año antes, Luigi Alloa (de Bricherasio) me había contado que Maddalena Alloa (de California), cada vez que llegaba de vacaciones al Piamonte, iba a visitar a los parientes de Coazze, Corio y Ruffia. Elide Alloa (madre de Elisa Martore) y su hermana Nellise, por su parte, recordaban que su abuelo Pietro Alloa (de Cavour) solía nombrar con frecuencia a los “cusin ëd Ruffia” (esp.: primos de Ruffia). Luigia “Gina” Alloa (de Vigone), cuando joven, también había oído hablar de los parientes de Ruffia. De los recuerdos concordantes de todos ellos se desprendía –al menos para mí– que en Vigone, cuna de los Alloa, habrían existido por lo menos cuatro ramas familiares: aquella de la cual descendemos tanto Gina como los Alloa de la Argentina, la de los Alloa de Coazze, la de los Alloa de Osasco, Cavour y Bricherasio, y la de los Alloa de Ruffia. Volviendo a la visita al cementerio, no pasaron muchos minutos antes de que mi cuñado René encontrara un mausoleo en cuya parte superior estaba escrito en grandes letras el apellido Alloa. Estábamos leyendo los nombres de los que allí descansan, mirando sus fotos en las lápidas y tratando de deducir los vínculos de parentesco que los unía, cuando de pronto vimos acercarse a una joven mujer, acompañada de un niño… Su mirada, al vernos delante de aquel panteón, fue de asombro. Pero cuando nos atrevimos a explicar nuestra presencia allí y aquella mujer dijo que se llamaba Rosanna Alloa, todo comenzó a aclararse… Rosanna es una de los bisnietos de Bartolomeo Sebastiano Alloa y Ottavia Rosso. Quizá nuestros antepasados comunes se habían ocupado de reunirnos allí y facilitar así mi investigación genealógica.

Alrededor de 1879, en efecto, se radican en Ruffia Bartolomeo Sebastiano Alloa (n. 1837, hijo de Giuseppe y Domenica Mottura), su mujer Ottavia Rosso (1835) y sus diez hijos: Giuseppe, Michele, Domenica, Giovanni Luigi, Giovanni Battista, Matteo Chiaffredo, Maria Maddalena y Ottavio Bartolomeo, nacidos en Vigone entre 1861 y 1878. A decir de Giuseppina Supertino, viuda de Matteo Alloa (1935 †1967), la principal razón que impulsó a Bartolomeo y Ottavia a abandonar Vigone fueron las precarias condiciones de vida en que se encontraban. Además muchos eran los hijos a los que debían dar sustento. En los primeros tiempos, Bartolomeo y Ottavia arrendaron una cascina en la que criaban animales y cultivaban un pequeño campo de pocas hectáreas. Luego, con el fruto de sus sacrificios compraron una casa con establo en las inmediaciones del pueblo, donde vive actualmente una tataranieta de Bartolomeo y Ottavia. Aún así, la vida no era fácil para la familia y varios de sus miembros debieron salir a buscar trabajo. Dos de ellos, Giovanni Luigi Alloa (1866 †1935) y Maria Elisabetta Giletta (esposa de Bartolomeo Nicola), trabajaron por largos años al servicio de los señores del Castillo de Ruffia, el primero como cochero y la segunda, como ama de llaves.

Bartolomeo Nicola Alloa (1902 †1954) fue, como lo recuerda la inscripción de su lápida fúnebre, “sindaco di Ruffia, amministratore solerte” (esp.: alcalde de Ruffia, diligente administrador).

Matteo Alloa (1935 †1967), hijo del anterior, pierde la vida en un trágico accidente de trabajo a la edad de treinta y dos años. Su mujer Giuseppina Supertino y sus hijos Bartolomeo y Maria Grazia viven aún hoy en Ruffia, mientras que Rosanna, la segunda hija, vive en Scarnafigi.

Para ver la descendencia de Bartolomeo Sebastiano Alloa, véase Bartolomeo Sebastiano Alloa en http://gw2.geneanet.org/index.php3?b=hugoalloa_w&lang=es

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