Ideas en las primeras horas del día...
Al igual que los bárbaros que invadieron el imperio romano de occidente en la alta Edad Media, los piamonteses, al alejarse de su tierra natal en la segunda mitad del siglo XIX, lo hicieron impulsados por la miseria y el hambre, y en su desesperada búsqueda de horizontes mejores, llevaron consigo mujeres y prole, pero a diferencia de los primeros, no tenían, para ganarse el sustento cotidiano, otras armas, o mejor dicho otros instrumentos de trabajo, que sus propias manos.
A diferencia de los romanos y, más tarde, de los estadounidenses, en su común afán de expansión imperialista, los piamonteses no eran militares o mercenarios al servicio de ejércitos de ocupación y explotación de riquezas a distancia, sino labriegos que, en condiciones diametralmente opuestas a las de aquellos, llegaban a América para trabajar al servicio de señores locales, de los que, con suerte o la ayuda de Dios, algún día podrían emanciparse. A este respecto, cabe recordar los movimientos de protesta y huelgas agrarias de Macachín (La Pampa) y del Grito de Alcorta (Santa Fe).
Miles de lombardos y vénetos, acuciados por las mismas terribles condiciones de vida que los campesinos piamonteses, abandonaron su patria para ir a instalarse y muchas veces morir en las minas de Bélgica, Alemania, Luxemburgo y Francia. A diferencia de ellos, los piamonteses que emigraron a América vivieron a la luz del sol, en pueblitos y chacras, en medio de la inmensidad de los campos. En muchas ocasiones tuvieron que hacer frente a los aborígenes, quienes, sintiéndose despojados de sus tierras ancestrales, arremetían en malones contra los recientes asentamientos de los extranjeros.
Más tarde, ya en el siglo XX, también llegaron a las tierras del Plata muchos italianos del centro y sur de la península, procedentes de los antiguos estados pontificios y del Reino de las Dos Sicilias. A diferencia de los piamonteses, la mayoría de ellos se radicó en las grandes ciudades de Buenos Aires, Montevideo, Rosario, Córdoba y Santa Fe, donde se dedicaron a oficios y prestaciones de servicios relacionados con la vida urbana.
Más tarde, ya en el siglo XX, también llegaron a las tierras del Plata muchos italianos del centro y sur de la península, procedentes de los antiguos estados pontificios y del Reino de las Dos Sicilias. A diferencia de los piamonteses, la mayoría de ellos se radicó en las grandes ciudades de Buenos Aires, Montevideo, Rosario, Córdoba y Santa Fe, donde se dedicaron a oficios y prestaciones de servicios relacionados con la vida urbana.
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